martes, 16 de octubre de 2007

Finde en Galway...

Bueno, ahora que tengo un ratico me pongo a comentar qué tal el fin de semana en Galway:

Sábado morning, lugar: casa de Ethel (concretamente mi habitacíón), hora: las seis y media de la mañana (bueno, si son de la mañana e implica madrugar no se dice media sino mierda, quedando de esta forma: las seis y mierda de la mañana).

En fin, suena el móvil, lo paro, digo el típico solo diez horitas mas mamá hasta que mi cerebro acaba de arrancar el sistema operativo y me doy cuenta de la realidad del momento espacio-temporal que me envuelve “¡mierda, hay que correr!”, me visto a la velocidad del relámpago (un relámpago muy lento, claro está) y antes de bajar a desayunar vuelvo a poner a cargar las pilas, el móvil y el reproductor de música, ya lo hice la noche anterior, pero no quería encontrarme con la sorpresa de que se me descargase a la mitad del viaje ningún aparatejo (y sobre todo el móvil).

Bueno, desayuno scrambled eggs, que son huevos batidos con leche, no sé el resultado final parece a la vista como merengue, pero no es dulce, creo que es solo con la clara porque no tiene ningún tono amarillo ni anaranjado; por lo demás, las típicas tostadas con mantequilla y mermelada y el típico té.

Bueno, tras todo esto, recojo las cosas y me pillo el bus, había quedad con O'Connell St. a eso de las ocho, en el pirulo ese, el bus hacia Galway se supone que salía a las nueve.

Tras esperar un poco, llegan Rebe y Estefanía y vamos a la estación, nos encontramos con mas gente, una chica de Burgos, una de Andalucía y un chico italiano. Miramos los horarios y vemos que hay buses a cada hora, incluso podríamos haberlo pillado a las siete (¡vaya! ¡ya casi podríamos estar allí!). En fin, en la espera, tras pillar los billetes de ida y vuelta, Estefanía y yo nos pillamos un café, como no, horneado por Satán, cosa que pude comprobar cuando al intentar abrir se me llegó a derramar un poco en la mano. Un líquido ardiendo en la mano, sumado con una reacción que me hizo un medicamento antes de venir a Dublín con el que se me pelaron las manos, y por tanto tengo piel nueva y más sensible... esto... como que escuece ¿no?

Llegó más gente y parte de esta decidió esperar a un par de rezagad@s y se quedaron esperando al bus de las diez. Cuando llegó el momento, subimos al bus y nada más ponerse en marcha empezamos con los típicos ¿hemos llegado yaaaaa? ¿cuando faaaaltaaaaa? ¿puedo conducirrr? ¡me estoy meaaaaandoooo! y así durante un rato.

Durante el viaje lo único que podíamos hacer era dormir, hablar e intentar tirar fotos (este viaje ha sido muy fustrante para mí en el tema de fotografías), cada vez que intentaba tirar una al paisaje visto desde el bus, en el momento de tomar la foto (la cámara se toma su tiempo) siempre siempre siempre se ponía un árbol delante. El paisaje era muy bonito, todo verrrrde y con vacas y ovejas, claro, la gente del norte de España me dirá “pues vaya novedad”, pero claro, yo para ver un paisaje así en Alicante...

Hicimos una parada técnica en un pueblo a mitad de camino, llamado Athlone (y no tiene que ver con ordenadores). Allí, pues nada, algo de comer y tal, me llamó la atención un cartel que contenía un retrato robot de una persona acusada de agresión sexual, pero nada más relevante, se comenta el tema en el bus pero nada mas.

Bueno, Galway ¡por fin! el pueblo no es grande, ahora mismo desconozco la gente que tendrá, pero grande no es, dios... acostumbrado a Dublín donde todo está en allá-joder, vamos, siempre que pregunto por algún sitio siempre me dicen “¡allá!” y yo dijo “jooooder...”. No hay tanta locura de gente, salvo en la calle Merchands Rd. que es la calle donde están las tienda y la gente tocando en la calle.

Tras dejar las cosas en el Kinlay Hostel, hostal en el que compartía habitación con otras seis personas y nos regalaban el desayuno, nos enteramos que ya no daba tiempo a ver las islas de Aran ni los acantilados de Moher, era la una y pico y se ve que se necesita un día entero para cada tour.

En fin, fuimos por la Merchands Rd. viendo las tiendas, así de paso miraba algún recuerdito para la familia y mi Aza. Vimos artistas tocando en la calle, habían grupos que tocaban muy muy bien, uno que me llamó la atención fue un grupo de chavalillos que tocaban uno la guitarra y otro la caja y un platillo, había otro pero creo que era por acompañar.

Nos desviamos un poco y acabamos al lado de una especie de iglesia hecha con piedra negra, había un pequeño mercado, como si fuera medieval, en su puerta, también con algún músico, tal como una señora tocando el arpa, me dio un poco sensación de como si no hubiese pasado el tiempo en ese rincón en concreto y las cosas siguiesen como entonces. Muy chulo.

Bueno... comer comer comerr... teníamos más hambre que el perro de un ciego, dimos varias vueltas hasta encontrar un bar que nos apañase, creo que, o tuvimos muchísima puntería, o los bares de este pueblo son lo mejor... la gente que vino conmigo estaba deseosa de comida de verdad a medio día (creo que más de uno quiere volver a casa jejeje). La verdad es que se veía el bar como muy antiguo, todo de madera y adaptado al entorno, me explico, habían zonas que parecían estar dentro de cuevas y que se habían adaptado con maderas y tal para poder estar. Hay alguna foto desde el sitio en el que estuve sentado, pero no me pasé tirando fotos dentro. La comida.. buf... lo mejor, me pedí pollo asado con nosequé y me sirvieron como medio pollo (pequeño) relleno con el nosequé... que... que... dios que bueno :D. Y por lo visto, lo que pidió la gente también, madre mía como comieron, siguiendo la secuencia “bocado-bocado-'dios que bueno'-'dios que bueno'”.

En fin, tras una muy gratificante comida, volvimos al hostal porque alguna gente quería ducharse y otra descansar un poco.

Tras el descanso (y comprobación de que mis pertenencias seguían en su sitio), decidimos dar una vuelta más a conciencia. Llegué a una tienda con cosas raras en la que había una cosa que aún me duele el no haberla comprado, se llamaba Granma Excalextrix, era un excalextrix de abuelas en su sillita de ruedas.. bueno, eran treinta euros y no quería ir tirando el dinero.

Tras la vuelta al hostal, la gente dice de cenar alguna pizza que se pueda traer y calentar en la cocina que había a nuestra disposición, mientras que traían lo que tenían que comprar hablo con la família y mi pequeña con el móvil, nada más acabar miro el teléfono y me dice que la batería está por la última raya “¡oh cáspita!” me digo, era un problema, porque dando vueltas por la calle de las tiendas tuve que llamar un par de veces a la gente para ver dónde estaban porque era muy fácil perderse (malditas baterías). En fin, no tocaba otra cosa que, cambiar la alarma para la hora en la que me tenía que levantar al día siguiente y apagar el móvil. Era una putadilla porque quería avisar a Tali de que estaba en la misma ciudad que ella, pero... c'est la vie!

Por lo visto no pudo ser pizza y al final fueron macarrones, una parte de la gente se lió a prepararlos, mientras tanto pues nada, a hablar con la gente, a decir tonterías y cosas así. A mitad de la preparación de la comida usé mi “especial” encanto para comunicarme con la gente (algo a lo que Alós y yo llamamos Making Friends -haciendo amigos-). Resulta que me entero que la chica de Andalucía es de Huelva, tuve un momento Quarkada, me crují los nudillos y comencé la conversación:

  • ¿De dónde dices que eres?

  • de Huelva.

  • ¡Anda, como mi reloj!

  • ¿Tu reloj es de Huelva? – se pone a mirarlo.

  • Claro, cuando se lo dejo a alguien siempre le digo que es de Huelva.

  • .... er... si... - Pude leerle la mente, mejor no lo pongo. - También nos dicen cachinnosequé – No recuerdo la palabra.

  • ¿Cachinnosequé?

  • Sí, es como llaman a las sepias en esa parte de Andalucía, como tenemos muchas en la costa, pues cachinnosequé nos llaman :).

  • ... así que sois unas sepias... - yo ya aturdido total.

  • ¡No!.. err.. que hay en la costa...esto... ¿tú que eres, familia del Arévalo o argo?

En fin, espero que no se lo tomase a mal, no iba con mala leche. Esto me recuerda a aquella vez que hablé con una amiga vegetariana y se me ocurrió decirle que lo que yo me comía se cagaba sobre lo que se comía ella. Uno intenta ser gracioso, pero al final reconozco que me paso...

Mientras preparaban la cena, le comenté a Rebe de hacer el día siguiente una ruta que empezaba a las diez e incluía andar unos 90 minutos por el Burren, que es una zona que describiré después, y finalmente llevaba a los acantilados de Moher.

Bueno, cenamos sin mas percance y nos disponemos a salir, Rebe no se encuentra bien (supuse que era el cansancio del viaje y todo) y la acompañamos a su habitación y a mimir.

El resto, nos vamos a buscar algún pub donde toquen música irlandesa (dios que ganas tenía de ir a uno), mientras dábamos vueltas sin parar, me puse a hablar con el chico italiano, el pobre como la gente no paraba de habar en castellano se enteraba de la misa la mitad. Al chaval le gustaba mucho el tema del motor, la formula 1, la motoGP... era partidario de Fernando Alonso, así que me cayó bien jejeej.

En fin, tras dar muuuchas vueltas y preguntar a gente, encontramos un pub en el que sí tocaban música celta en directo. La entrada fue muy difícil, el pub estaba totalmente abarrotado, costó llegar al fondo, donde estaba el miniescenario y donde estaban tocando una violinista, un hombre mayor con un acordeón de tamaño medio y otro de mediana edad que tocaba la guitarra. Al lado había un grupo de bacines, unos chavales de más o menos mi edad que se ve que estaban celebrando un cumpleaños y no paraban de dar botes sin mirar quien estaba al lado. Lo bueno era que había bastante buen rollo, pero claro, con tanta gente y tanto movimiento era muy difícil ver tocar al grupo bien (y eso que estaba en primera línea). Lo típico, ruido de romperse alguna botella de vez en cuando, la gente cantando con el grupo cuando cantaban alguna canción típica y cuando no, pues a saltar y a hacer el burro jejeej. Tras unas horas de estar allí, ya acomodados, veo sentada y cansada a una chica que venía con nosotros llamada Joana (de Mallorca), le pregunté que si quería volver y a su respuesta positiva aprovecho para irme yo también a dormir (estaba muy cansado de madrugar, el viaje y saltar en el pub). Me costó mucho abrir la cerradura de la habitación, la llave era una tarjeta perforada de plástico que tenía una combinación, pssss... tarjetas perforadas... anacrónicos... en fin, que después de mucho meter y sacar (la tarjeta) conseguí abrir la puerta. Conforme entré, me quité las zapatillas, metí las gafas en ellas (me dejé la caja de las gafas..), vacié mis bolsillos y lo metí todo en la bolsa que llevo siempre conmigo y ¡p'arriba! conforme estaba vestido me acosté, no quería hacer ruido cambiándome.

Bueno, llegué a dormir, pero claro, despertándome cada X tiempo con la paranoia de “me va a sonar la alarma del móvil y se van a despertar todos”. Nada, sin problemas, por la mañana la cocina está preparada para que cada uno pille lo que quiera para desayunar, cereales, pan para tostar, leche, café... muy bien.

A eso de las nueve y media o antes, vamos Estefanía, Rebe y yo a la parada del bus (los ingleses son muy puntuales con las salidas y no les importa dejar a la gente abajo). Bien... conforme salimos del pueblo, el conductor se pone a hablar a modo de guía pero con un tono muy monótono, no nos gustaba nada, parecía la radio aparte de no entendérsele casi nada. No nos gustaba nada.

Llegamos a la zona del Burren, el lugar donde teníamos el paseo a pata. Bajamos solo unos cuantos, se ve que el bus recogía dos tours distintos a la vez, el de andar y el que no.

Nos recibió un hombre rubio que nos llevó por toda la zona mientras que nos contaba varias cosas. El Burren se ve que es una zona repleta de piedra calcárea, el paisaje se formó tras la glaciación, es muy bonito de ver, nos contaba cosas sobre la hambruna que hubo en Irlanda, que fue porque las patatas estaban en mal estado, motivo por el cual hubo tanta emigración, por eso para ellos es como para nosotros el pan. Que para los celtas el avellano era un árbol mágico, me llamó la atención unos montoncitos de piedras que habían en algunos puntos, de hecho les eché fotos, nos comentó que eran puntos de referencia para la utilización de mapas. También vimos una especie de estructura (también tiene foto) entre las piedras, era como una especie de despensa en la que secaban las hierbas, se ve que el carbón de la zona es húmedo y no llegaba a secar bien. Me gustó que viniese un hombre que era profesor de historia y varias cosas más, porque siempre puedes preguntar sobre ciertas cosas...

Una de las cosas finales fue la utilización de una piedra grande lisa que había en el suelo, que usaban como tobogán poniendo una piedra pequeña lisa sobre la que te sentabas.

Volviendo a la casa del hombre éste, me puse a hablar con un chico hablando de si le gustaba Irlanda y tal. Yo le dije que me habría gusta haber ido a Vancouver (Canadá), mayormente por no encontrarme con gente de habla Castellana para obligarme a practicar. El chico era de Los Ángeles, muy buen chaval, se ve que estaba actualmente viviendo en Grecia con su abuela y había pasado un tiempo en España y le había gustado mucho, estaba en Irlanda porque sus antepasados eran de allí y quería ver aquello un poco (bueno, lo que había entendido). Me hizo mucha gracia, a mitad de hablar (hablábamos en castellano-inglés) un momento en el que quería decir algo como “¿Dónde vivís?” y tuvo que conjugarse todo el verbo quedando “¿Dónde ... vivo...vives..vive...vivimos...vivís..... ¡vivís!?”, supongo que el castellano no es un idioma fácil. La verdad es que el chaval ha sido una amistad bastante grata, aquí tengo su correo, en tener un rato le mando algo para que tenga mi dirección :D. Nos acompaño todo el resto de camino.

Cuando terminó el tour, nos hicimos un café en su casa (previo pago) e inmediatamente vino el bus (cada día me sorprende más la sincronización que tiene esta gente...).

El tour en bus fue una pasada, el bus era otro y en éste daba gusto oír al conductor. Era una persona que sabía muchísimo de toda la historia, el cómo fue todo, sociedad, la geología, las supersticiones, las historias que se contaban.. hizo muy ameno el viaje, aparte de por su gran sentido del humor ¡a este hombre se le entendía muy bien!

Entre todo lo que dijo, comentó que el antíguo nombre que tenía Dublín, ese que os dije la semana pasada que era Baile Átha Cliah, quiere decir “La ciudad de los castillos”, de hecho su escudo son tres castillos. Luego Dublín, el que pusieron los vikingos, quiere decir (he tenido que buscarlo en internet porque no lo recordaba bien) "charco/ciudad negra del vado de los cañizos" (black pool/town of the ford of the hurdles) Dubh linn. También sobre que el gaélico, el idioma de los celtas, era muy expresivo, por ejemplo para decir amarillo decían “el color del sol”, o para decir verde era “el color del suelo en verano”. Cada día tengo más curiosidad con el Gaélico, pero antes tengo que aprender Vasco (así que ya puedo esperar varias vidas).

Paró en mitad de la carretera, al lado del mar y nos contó una historia sobre que por ahí entraron piratas para matar a la gente y tal, perdí un poco el hilo pero después nos hizo mirar al ribazo que teníamos al otro lado y se veía una cara formada en él a base de agujeros y piedras, de forma natural, había un rollo místico con el sitio, pero no llegué a enterarme del todo, tengo que buscar información. Tras esto vimos unos mini-acantilados muy bonitos (mini, pero aún así bastante altos).

Se hizo una parada técnica en un bar para tomar el Lunch, en la parte de fuera, donde comimos, pude ver unos bancos de madera que fotografié. Seguidamente fuimos a ver los acantilados de Moher. Camino allí vimos un castillo que se ve que fue en el que se inspiraron para el cuento de Rapuncel (la que tiraba la melena para que subiera el príncipe), que cosas, siempre pensé que era un castillo en un bosque...

Bueno, una vez en Moher... dios... ¡que sitio! que poder demuestra la naturaleza... son enormes... cuando digo enormes estoy diciendo E-NOR-MES, las fotos no pueden capturar la enormidad del sitio. conforme llegas tienes a la derecha un pequeño castillo bastante desprotegido, por lo visto se hizo en tiempos de paz y no se pensaría en guerras ni nada de eso, vamos, el típico sitio idílico al lado de un acantilado. Lo que todavía me pregunto es con qué se calentaban en invierno, porque árboles no hay en varios kilómetros a la redonda (quizá fueron cortados cuando se usaba el castillo...) y fresco la verdad es que hace bastante.

Tras ver los acantilados de detrás del castillo, vamos a la parte de los acantilados de la izquierda, había un cartel bastante grande que decía que a partir del punto donde estaba que no se podía seguir, en fin, el afán de conocer más y de pillar buenos panoramas para fotos, seguí la senda que había seguidamente tras el cartel. La verdad es que es una senda preparada para que vaya la gente, ahora, como haga mucho mucho aire por ahí se va a caer mas de uno.

El chico este que era profesor, comentó que los acantilados se veían solo en la costa oeste de Irlanda, porque al igual que la placa europea, está basculado hacia el este. Por ello, por ejemplo en Alicante no hay acantilados (o por lo menos de esta envergadura), pero en Galicia sí.

No nos dio tiempo a llegar al final ya que el conductor dijo muy seriamente que salía a las tres y que no esperaba a nadie (no se pueden retrasar). Aún así, tocó esperar a un par de italianos que llegaron con unos diez minutos de retraso. Fue el único momento en el que vi al conductor serio.

Bueno, tras esto, el conductor nos enseñó alguna cosa más que entraba en el viaje, como por ejemplo, desde el bus vimos una mini-iglesia celta que fue de las primeras que hicieron cuando se fusionaron con el cristianismo. También tuvimos la oportunidad de poder ver un Menhir. Se ve que son tumbas de jefes de clanes de por aquellos tiempos. Se ve que había un pique entre clanes en ese tema y llegaban a transportar piedras enormes durante unos 70 km solo por tener el Menhir más grande, tener el más grande era ser el más poderoso, el asunto era cuestión de talla...

Vimos, a mitad de esto, un lugar circular, rodeado de árboles (en la foto no se acaba de apreciar bien), que se ve que en un principio era de vigilancia, pero que no se ha llegado a tocar desde que se creó por pura superstición, me encantan este tipo de historias y lugares.

Ya de vuelta del todo, pasando por ciudades ya cercanas a Galway, vimos que había una que del castillo quedaba media torre. Estaba bastante a ras de la costa y se ve que a principios del siglo XIX hubo un maremoto que afectó a la costa portuguesa, que provocó un tsunami a mitad del océano y llegó a hacer efecto en esa ciudad, tirando medio castillo.

En la siguiente ciudad pudimos bajar para ver otro castillo que se usaba a modo de restaurante, no estaba mal, era pequeño, pero ya ver cosas así no me sorprendían después del impacto que me causaron los acantilados.

Volvimos a Galway con esperanza de poder pillar el bus de las cinco hacia Dublín, habría sido lo genial porque mi último bus en Dublín para volver a casa era a las once de la noche y no quería tener que pagarme un taxi o volver andado (menos aún con el dolor de riñones que tenía). Por unos minutos no llegamos al de las cinco y tocó hacer cola para el de las seis (cola que, como no, encabezamos). Bueno ya de vuelta, para matar el aburrimiento, contamos chistes, hablamos, revisamos fotos.. me pongo nervioso por no poder llamar a mi gente con el móvil...

Y ya en Dublín, llegamos a las diez y media ¡perrrfecto! tuve que hacer un esfuerzo para no dormirme en el bus de vuelta a casa, no quería tener que andar más de la cuenta por haberme pasado la parada.

Una vez en casa, Ethel me tenía preparado el Dinner de arroz con pollo ese tan bueno que os dije el otro día. Nada más entrar y saludar, mientras me calienta la comida, subo rápidamente para poner a cargar el móvil. Me puso el plato en una habitación aparte, porque tenía de visita a una amiga que fuma y no quería que comiera y trabara humo, esta Ethel me cuida mucho :). No pude acabar el plato completamente (los pone enormes), y me tomé el té con ella, cuando se fue su amiga. Mientras que estoy con el té hablé con la familia y después intenté llamar a mi Aza, pero estaba durmiendo mi pequeño tesoro.

Tras las llamadas Ethel me dijo que me había comprado un pequeño regalo, mientras pienso que si había traducido bien lo que me acababa de decir, me saca una bolsita con un diccionario de inglés, me acordé que hace unos días le dije que me tenía que mirar uno porque el que me traje de casa es bastante viejo (es del 65, sí es viejo, pero es muy manejable, pero claro, no está actualizado). Me quedé de piedra... ¡que mujer más atenta! le dí las gracias repeditas veces y le dí dos besos. Este diccionario no traduce al Castellano las palabras o viceversa, sino que es un diccionario normal y corriente, pero en inglés, vamos que si quiero ver qué es una palabra, tengo su significado en inglés, es una idea que me gustó bastante porque así trabajo más el idioma.

Bueno... ya queda poco para volver a casa, espero no haber aburrido con toda este mogollonazo...

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