viernes, 16 de noviembre de 2007

"Puente en Pruebas"

Que fuerte, hace una media hora, a mitad de camino bajando hacia la universidad con el coche , me he topado con una señal de esas luminosas (esas que son una pantalla y puedes sacar cualquier tipo de mensaje) al lado de un puente. El caso es que en esta señal ponía "Puente en pruebas", me he quedado helado...
A ver, si yo uso un programa en mi ordenador y sé que está en pruebas, lo último que hago es confiar en él. Es decir, hago copias de seguridad en tres o cuatro puntos y aun así no me siento seguro de que les haga cualquier tipo de maldición para que dejen de funcionar correctamente.
Y ahora me encuentro con que "puente en pruebas"... en una fracción de segundo me he preguntado que si tenía que ir lento para por si cae antes de pasar yo... o ir rápido no sea que se desmorone cuando estoy pasando... no sé, en esos momentos todo es oscuro y desconcertante.
¿Por qué poner el cartel? ¿les exime de toda culpa si se cae? es un "¡ah! yo puse el cartel, si se ha caido sobre estas personas cuando pasaban con su coche no es culpa nuestra", claro.. pero es que no había otra salida, o pasar o quedarse parado en una autovía...
Es como cuando una empresa de informática hace un programa para automatizar todo el funcionamiento interno de un banco, y resulta que luego es una beta y pones en la barra de título "programa en pruebas". Lo único que tenemos es que al final, tarde o temprano (mas bien temprano) ese banco tendrá que dar muuuuchas explicaciones a sus clientes, ya que los informáticos pusieron ese mensaje en la barra de título que avisaba que era de pruebas y que por tanto no era culpa suya que lo usasen...
En fin, pienso que un puente sobre una autovía, vale, puede no ser un problema trivial.. pero como dijo Yoda: o lo haces, o no lo haces, pero nunca intentes...

¿Qué obtenemos de todo esto? pues que en la autovía hay enchufes, y si no ¿cómo narices habrían conectado la señal luminosa?

domingo, 4 de noviembre de 2007

Regreso y vuelta a la normalidad..

Bueno, volví hace ya una semana y pico y todavía no había puesto lo del último día y la vuelta y todo eso, no tengo vergüenza..

El viernes de antes de la vuelta a casa, tras desayunar y como tenía tiempo para la primera clase (empezaba a las doce), pregunté a Ethel dónde estaba exactamente la parada con la que tenía que recoger el 16A para ir al aeropuerto. Por lo de probar para no tener que correr luego...

Me dijo que estaba frente a uno de esos badulaques polacos (aquí hay un montón), la parada era un simple palo azul y no tenía mas que esperar a que pasara un bus con un 16A y un Airport en su cartel, fué el cuarto que pasó. Mientras tanto vi a la señora Ethel que vino al rato para pillar uno de los que no pillé, iba con su bolsita de bolas para ir a jugar a la petanca esa rara que juega.

Durante el transcurso del viaje al aeropuerto, me puse en modo esponja, absorviendo toda información que pudiese para conocer el recorrido que hacía. Una vez allí el bus paró en la puerta, bajé y entré por la puerta y lo primero que me encontré fué con la sala esa grande donde me recogieron los de EF para el posterior (y acojonante) viaje en taxi hacia la casa de Ethel.

Nada mas entrar, lo ví todo bastante fácil, era ir a la escalera mecánica en la que ponía departures (embarques). Subí, y ví las zonas numeradas, no me costó encontrar la ventanilla de ryanair, donde supuse que tendría que pagar en caso de tener sobrepeso (que seguro que lo tendría).

Nada, fin, me cansé de dar vueltas, bajé y por donde dejé el bus, pillé otro (daba igual, todos paran en O'Connell). Subí en un 16A para no perder la costumbre.

En el transcurso del viaje, iba yo a mi bola, pensando en la inflación de la bolsa, en el calentamiento global, en si era una buena opción comprar acciones de Endesa.. lo típico vamos. Hasta que me di cuenta de una pareja que tenía a dos asientos frente a mí, los vi retozones, que si manita por aquí, que si risita por allá, que besito por acá... yo ya estaba con la añoranza de estar así con mi niña. Mientras pensaba esto, llegamos al final del viaje y veo que se van a levantar, se levanta el chaval, vale, normal... se levanta la chavala y... ¡dios! ¡Su enorme y desnudo culo frente a mí! Cara a cara, mi reacción pasó por las fases:

  • Sorpresa: Ojos grandes y overclockeación el cerebro para que trabaje en un intensivo intento de reconocer lo que está viendo.

  • Estupefación: Intento de asimilación de la imagen capturada y pérdida total de la noción espacio temporal. Como si me encontrase en un vórtice interdimensional. Vamos un “Dios, no estoy viendo lo que estoy viendo.”.

  • Asimilación: El cerebro, tras el shock se dedicó a segregar y propagar morfina por el resto del cuerpo, cosa que me dejó tiempo a reconocer la devastadora realidad de mi entorno.

  • Reconexión con el resto de partes del cuerpo: Mi boca pudo articular un silencioso “oh! my god..”.

Por lo visto, le venía un poco grande el pantalón.

En fin, tras esto, todo lo que pueda decir del camino a la escuela quedaría soso...

Cuando se hizo la hora de la clase opcional de los viernes (la semana anterior pusieron Zoolander y estuvo bastante gracioso), voy con Pedro a ver qué ponían hoy, pero cuando veo a la gente en silencio y a un hombre hablando y repartiendo unos test, me dije “vamonoooooorrr..”. Total, fuimos Pedro, Raul y yo por el St. Stephens Green antes de comer. Raul se lamentaba porque se iba a ver muy solo hasta el día que se tuviese que ir, en diciembre. La verdad es que si fuera yo el que se quedara, iba a echar mucho de menos a estos amigos.

En fin, tras el parque, nos dedicamos a dar una gran vuelta, pensando cada uno de nosotros que ibamos a comer en algún sitio que se sabía alguno de nosotros, es decir, que estábamos andando por andar. Cuando llegamos a un punto en el que la fatiga se empezaba a hacer patente nos preguntamos a la vez “¿pero donde vamos a comer?” y respondimos tambien a la vez “¿pero no íbamos a un sitio que os sabíais vosotros?”, conclusión, vuelta para atrás y a comer donde siempre...

Bueno... de la clase, lo único que puedo decir es que estaba totalmente ausente, estaba deseandiiiico acabar.. y cuando llegó el momento... ¡¡oh!!.... ¡¡que momento!!... una sensación de “¡ya! ¡Mision cumplida!!”, eran las cinco, estábamos en la puerta, y Pedro y yo no nos lo podíamos creer, ¡¡que subidón!!

Una gente decía que se iba a tomar algo, yo me fuí con mis paisanas y otra gente al O'Neils a tomar algo. Tras esto, quedé con Rebe en que llegaría al aeropuerto sobre las nueve (el avión salía a la una, pero había que estar bastante antes..) y para casa.

Ese día cené la ternera esa que le salía tan buena, Ethel me regaló un minicalendario y me lo dedicó y todo, esta mujer es un cielo :).

La mañana siguiente, la de la vuelta a casa, Ethel me hizo el desayuno inglés (ese que siempre me decía que ella no tomaba). Tras un abrazo, un rato de agradecimientos y un par de besos, me dispuse a cargar la mochila camino al bus. Cuando subo, veo que éste estaba abarrotado, tuve que estar de pie, al lado de la cabina del conductor, con la maleta, la mochila, la chaqueta, la bolsa esa que me cuelgo... vamos, fue una apoteosis mantener el equilibrio...

Una vez allí, justo al bajar del bus, Rebe me mandó un mensaje diciendo que ya estaba allí, que estaba entre las zonas 7 y 8, nada, llegué y a esperar a que llegase Pedro y que se hiciera la hora.

Ya, al rato de estar de pie me dí cuenta de que la cosa cansaba y decidí sentarme, claro, uno está tan cansado de cargar cosas que cuando te vas a sentar te dejas caer, dejando que el azar te lleve tus reales posaderas al lugar correcto, y así fué, caí en el sitio exacto pesadamente, tanto que el francés que tenía al lado que estaba durmiendo, del cual no me percaté, se despertó con un grito por el susto, dios que risa que nos dió así por lo bajo.

Ya que habían carteles diciendo que de mano, estrictamente, solo se permitía una bolsa, me tocó meter por la mochila y la maleta la bolsa de mano (por si acaso..) aplastando cosas que había comprado a gente, no sé cómo salieron vivas (bueno, vivas no, enteras).

Al rato llegó Pedro y al poco de esto ya pudimos ir a facturar, éramos los primeros, Rebe fue a una ventanilla y yo a otra, donde el chico que me atendió era español. Cuando puse la maleta pude observar que el peso era 17.7 kilos... ¡¡¡dios!!! si ya por 400 gramos de mas ya me tocó pagar sobre 8 euros, ¿¡¿¡¿ahora que?!?!? pues nada, el chaval me lo dejó pasar, se ve que el hecho de ser el primero de la cola hacía que levantasen la mano hasta estos límites, menos mal...

Tras el largo rato ese en el que te miran los metales, entramos en la parte donde hay tiendas y pequeños bares para esperar a la salida de tu avión. No quería irme de Irlanda sin tener una camiseta del lugar, para luego poder decir “¿Irlanda? ¡Oh! si.. estuve allí” jeje. Sentado por allí se me ocurrió ver si la wifi del aeropuerto era libre, pero nop, cuando intentaba navegar, el servidor proporcionaba una página en la que daba las tarifas para distintas unidades de tiempo ¡encima que pago! Una mierda vamos..

Bueno, el viaje... pues como antes, pero ya esperándome las sensaciones, tiramos mil fotos desde la ventana y no dejamos a Rebe leer el libro que decía que “tenía” que leer para ya, es que somos de un malo..

Y por fin... la llegada a mi país, a mi casa, que gusto da encontrarse con la familia, mi Aza y los amigos (la familia de Rebe), nos dimos un montón de abrazos y besos, menudo momentazo :).

Nos despedimos de Pedro (pero siempre guardándonos su dirección de email) y camino a casa... lo normal, hablar hablar hablar...

Perdón por no poder haber escrito hasta ahora, he ido liado poniéndome al día y con un exámen que tengo pronto :S. Ya veremos como salen las cosas...

Muchas gracias a la gente que ha tenido la paciencia de haber seguido esto y que me ha animado a seguir aburriendoles con mis historias.

Un besaco.

QuarK!